Imaginen la escena.
El sol naranja se esconde tras el horizonte.
Un hombre se encuentra al borde de un acantilado, contemplándolo.
Abre los brazos, toma aire, y se lanza al vacío.
Cuando alcanza la mitad de la caída alza la cabeza y empieza a volar majestuosamente,
Siempre con los brazos extendidos.
Como un águila.
Entonces suena su teléfono móvil...
mete la mano en el bolsillo interior de la chaqueta para contestar la llamada...
y se cae al mar.
El muy gilipollas.
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