jueves, febrero 10, 2005

No soy moderno

He leído en un periódico una noticia que me ha dejado frío. Parece ser que los pingüinos del zoológico de Bremherhaven (Alemania) tienen unas pautas de comportamiento un tanto especiales en el momento del apareamiento.
Resulta que hace tiempo que los cuidadores venían observando que cuando copulan se cambian el sitio. Es decir, que unas veces uno esta arriba y otras esta debajo. Haciendo gala de una sagacidad digna de mención, han deducido que los simpáticos animales son homosexuales, pero para asegurarse les han hecho la prueba del ADN para verificar el sexo de cada uno de ellos (por lo visto no tenían ni pajolera idea de cuantos eran macho y cuantos hembra) y han descubierto que tres de las parejas estaban formadas por dos machos.
Así no es de extrañar que no se reprodujeran, o que incubaban una piedra en lugar de un huevo (observen la gran habilidad de los pingüinos para disimular y ocultar su condición sexual).
A los responsables de tema se les ha ocurrido como solución traerse a cuatro pingüinas suecas para ver si consiguen volver a meter a los pingüinos gays en el armario.
En fin, la noticia no pasa de ser una mera anécdota, aunque me ha servido como introducción para lo que les tengo que decir a continuación:
Hoy, desde aquí, voy a hacerles una confesión. No veo mejor manera de liberar esta carga que me oprime que usar estas lineas y dejar que mis palabras lleguen a todos los rincones del mundo para así liberarme de tan pesado cargo de conciencia.
Lectores, lectoras... lo confieso... soy heterosexual.
Si tan siquiera fuera capaz de avergonzarme por ello quizás mi culpa no sería tan grande, pero la verdad es que no lo hago. Incluso lo digo y lo clamo a los cuatro vientos: Me gustan las mujeres.
Si, ya se que no soy nada moderno, y que eso ya no se lleva, que ahora lo que mola es salir del armario en manada y tomar las calles bajo la bandera del arco iris, pero que le vamos a hacer, a mi edad ya es difícil que cambie (es más, ni siquiera tengo propósito de enmienda).